Buenos días. Odio los lunes.
Dicho esto, comenzamos.
Menudo finde, no se ni por donde empezar.
(Atención: tocho insaid)
En mi casa flipan conmigo, amigas. Creo que mi madre me ha puesto a prueba por si acaso me han clonado o algo, porque no se cree la perra que me ha dado con el running.
El viernes me tocaban los 17k. Y después de mucho cavilar, me fui a Madrid Río.
Sola.
Yo.
Hasta Madrid, a correr.
Que una cosa es que esté ya currando en la ofi y corra por el Retiro, que me pilla al lado.
Pero no. Salí a las tres de currar, me fui al Bronx, me tumbé un rato, y a las cinco y media de la tarde estaba saliendo por la puerta.
A las 18:40 estaba en la zona del Matadero. llevaba el móvil, los cascos, las llaves de casa, un gel de esos que no necesitan agua, el abono transporte y 10 pavos, por si las moscas.
Mi pista de entrenamiento del viernes. Lo será muchas veces más, me encanta |
Y empecé a correr.
Los dos primeros kilómetros iba con miedito, por lo que me había pasado el jueves. Pero según fueron cayendo, me di cuenta de que iba bien, desentumeciéndome como me pasa siempre, pero guay.
El tercer kilómetro fue genial. Apreté el paso, y puse la directa (luego en el runtastic vi que fui a 6min/k en esa parte, que para mi es mucho).
Como sabía que el trayecto eran 5,5km más o menos, fiché un puente verde a la mitad, para tomarme el gel a la vuelta, cuando más o menos llevara 8-9k.
Estaba disfrutando del entrenamiento. Me sentía bien, las piernas respondían, la chaqueta que llevaba atada a la cintura me estaba dando la lata, y el nudo se me iba hacia un lado todo el rato; al final decidí dejarlo ahí.
Ya sabéis, si empezáis a ver a la gente anudándose la chaqueta a un lado, YO fui la creadora de esa moda. Escrito queda.
También me molestaba un poco el Filbil, que es como llamo al spibelt. Iba dando brincos y no caí en ajustármelo, zoquete.
Llegué a Príncipe Pío muy bien, tanto de cansancio como de ánimo, me di la vuelta y rumbo al Matadero otra vez.
La primera mitad, es decir, los kilómetros del 6 al 8, más o menos, fui muy bien, y luego me empecé a aburrir un poco. Así que me concentré en la gente, en los árboles, fui contando patinadores (menuda leche se dió una pareja, se fueron los dos al suelo que me dolió hasta a mi) y esas cosas, hasta que me tocó beberme el gel.
Me dan arcadas sólo de recordarlo. Qué malo estaba, por Dior.
Pero malo. Malo no de medicina, sino malo de "me estoy tomando algo pocho". No fui capaz de terminármelo, aunque lo engullí casi todo.
No lo voy a volver a comprar, obvio. Y es una lástima porque me funcionó bastante bien. Me sentó bien al estómago y al ratito noté la inyección de fuerza extra. O eso me pareció.
Llegué al Matadero, di la vuelta, y comencé la última recta con mucho ánimo. Ya iba "rumbo a la meta", es decir, a Príncipe Pío.
Pero me dolían mucho las piernas, y fui renqueando hasta el kilómetro 13, más o menos. Menos mal que me vinieron las fuerzas del gel asqueroso, y empecé a tirar otra vez con ganas.
Cuando estaba llegando a Príncipe Pío miré el runtastic, porque por la hora me parecía que no llevaba 17k ni de coña.
Justo. Llevaba 15. Así que seguí corriendo hasta San Antonio de la Florida, me di la vuelta y tiré de nuevo hacia el Matadero, hasta el puente de Segovia, y sin cruzar, me di la vuelta, otra vez hacia Príncipe Pío.
Iba muerta de sed (durante el trayecto paré varias veces a beberme un sorbito de agua de las muuuchas fuentes que hay) y la única fuente que me pillaba de paso era la que estaba casi al final donde la Florida. Así que me dirigí hacia allí, pero saqué el móvil, miré el runtastic, y ya marcaba 17,5k.
Me había pasado!
Como me gustan los números redondos y además iba relativamente bien, seguí hasta la fuente.
Y ahora si. 18k justos.
18! toooooma!
la prueba gráfica |
Qué dolor de piernas.
Eran más de las 9, era de noche pero daba igual, había corrido 18 kilómetros!
Estiré bien, me fui al centro comercial a comprar agua y un aquarius, y en bus a casita. Ducha, cena y a dormir, estaba agotada pero feliz de la vida.
Ahora si. Ahora si que me veo capaz de correr la media maratón. Ya la semana pasada lo tenía más claro, pero de 14 a 21 veía muchos kilómetros. De 18 a 21 me parece ya alcanzable.
De hecho, si hubiera tenido que correr 21 el viernes, lo hubiera hecho. Estoy convencida.
Si veis el tiempo, fue casi dos horas y media, PERO, tengo que decir, que me paré tres veces en el único semáforo que se cruza durante el trayecto (siempre lo pillaba en rojo, mala suerte) y aunque andaba, en cuestión de distancia no cuenta. Calculo que me ha hecho perder alrededor de 3 minutos. También me he parado entre 6 y 8 veces a beber en las fuentes.
Who cares?
Estoy feliz de la vida, amigas.
El sábado tocaba pádel. Hora y media de diversión familiar, aunque se me da fatal, la familia me aguanta, qué remedio. Vino mi hermano, y cuando terminamos, fui a coger la bolsa y me dijo:
"No no, suelta la bolsa. Tira, que nos vamos al bar corriendo, que son dos kilómetros. Y así soltamos los músculos"
Dicho y hecho.
Fue nada, no llegó a 15 minutejos, pero nos lo pasamos bien y llegamos al bar con la sensación del deber cumplido, jajaja...
Por la tarde el sábado me compré las mallas! Al final en un outlet de adidas en Urtinsa, un polígono de Alcorcón. Son tipo los ciclistas que usábamos de pequeñas, justo por encima de la rodilla, de lycra. Me gusta como me quedan, parecen cómodos y no fueron caros. Ya os contaré cuando los estrene esta semana.
Por la noche el costillo y yo quedamos con unos amigos y, digámoslo así, me hidraté más de la cuenta. Ya tú sabes. Llegamos a casa a las dos y media de la mañana y en un estado...curioso.
A las ocho de la mañana del domingo sonó el despertador. Tenía la boca como un polvorón y las piernas muertas en vida.
Aquí es cuando entiendo por qué hay que pagar por las carreras. Para que te duela el bolsillo y no te quedes en la cama.
A puntito estuve. En serio. Pero tenía muchas ganas de ir a una quedada con los Drinking Runners, había comprado una caja de leche para llevar (corres a cambio de donar un kilo al banco de alimentos) y había quedado con el mostoleño y la culebrilla.
Menos mal que fui, porque me lo pasé genial. Fueron 5k, tardé 36 minutos (sigo bajando mis tiempos poco a poco en las distancias cortas) fui muy cómoda y me reí mucho. Sortearon un montón de cosas, no me tocó nada, pero al mostoleño le tocó una equipación de Saucony, yeaah!
Eso si, ya no fui capaz de hacer nada de provecho el resto del día.
Si contamos los dos kilometrillos que hice con mi hermano el sábado, he corrido 25 kilómetros este finde.
El Runtastic está orgullosísimo de mi, oye.
Hoy tenemos entrenamiento de RC. Toca Fartlek. A ver si soy capaz de seguir el ritmo o mis piernas se declaran en huelga.
Mañana os cuento, que hoy ya me habéis sufrido bastante!
El sábado tocaba pádel. Hora y media de diversión familiar, aunque se me da fatal, la familia me aguanta, qué remedio. Vino mi hermano, y cuando terminamos, fui a coger la bolsa y me dijo:
"No no, suelta la bolsa. Tira, que nos vamos al bar corriendo, que son dos kilómetros. Y así soltamos los músculos"
Dicho y hecho.
Fue nada, no llegó a 15 minutejos, pero nos lo pasamos bien y llegamos al bar con la sensación del deber cumplido, jajaja...
Por la tarde el sábado me compré las mallas! Al final en un outlet de adidas en Urtinsa, un polígono de Alcorcón. Son tipo los ciclistas que usábamos de pequeñas, justo por encima de la rodilla, de lycra. Me gusta como me quedan, parecen cómodos y no fueron caros. Ya os contaré cuando los estrene esta semana.
Por la noche el costillo y yo quedamos con unos amigos y, digámoslo así, me hidraté más de la cuenta. Ya tú sabes. Llegamos a casa a las dos y media de la mañana y en un estado...curioso.
A las ocho de la mañana del domingo sonó el despertador. Tenía la boca como un polvorón y las piernas muertas en vida.
Aquí es cuando entiendo por qué hay que pagar por las carreras. Para que te duela el bolsillo y no te quedes en la cama.
A puntito estuve. En serio. Pero tenía muchas ganas de ir a una quedada con los Drinking Runners, había comprado una caja de leche para llevar (corres a cambio de donar un kilo al banco de alimentos) y había quedado con el mostoleño y la culebrilla.
Menos mal que fui, porque me lo pasé genial. Fueron 5k, tardé 36 minutos (sigo bajando mis tiempos poco a poco en las distancias cortas) fui muy cómoda y me reí mucho. Sortearon un montón de cosas, no me tocó nada, pero al mostoleño le tocó una equipación de Saucony, yeaah!
Eso si, ya no fui capaz de hacer nada de provecho el resto del día.
Si contamos los dos kilometrillos que hice con mi hermano el sábado, he corrido 25 kilómetros este finde.
El Runtastic está orgullosísimo de mi, oye.
Hoy tenemos entrenamiento de RC. Toca Fartlek. A ver si soy capaz de seguir el ritmo o mis piernas se declaran en huelga.
Mañana os cuento, que hoy ya me habéis sufrido bastante!
No hay comentarios:
Publicar un comentario