viernes, 10 de abril de 2015

Todo es cuestión de perspectiva (y la sandía es el mal)



Viernes!



Por fin! Lo que ha tardado!

Ayer fue un día de nubarrón, hasta el final. 

Como debe ser. Nada de medias tintas, hombre ya.

Por la tarde estaba en la ofi con unas ganas de salir que no podía con la vida. 

Llovía, hacía mal tiempo, estaba engorilada. No quería currar.

Por fin dieron las seis, me cambié y salí a correr. 

Pero como soy un desastre, no tenía el papel con el detalle del entrenamiento. Sabía que me tocaba fartlek. 

Fartlek, así, en general.

Ni idea, vaya.

Pero tuve un momento de lucidez y me acordé de los ejercicios que hemos hecho alguna vez en el templete, así que decidí ir para allá y hacer 5 o 6 repeticiones (vuelta rápida por dentro, lenta por fuera). 

Tenía mi plan maestro, mis zapatillas puestas, el Spotify enchufado y el Retiro era (casi) todo para mi, por el mal tiempo. Ni niños en el parque ni viejos paseando, yuju!

(Inciso: no tengo nada en contra de los niños ni de los viejos. En serio. Siempre y cuando no decidan atropellarme con sus bicis, golpearme con sus bastones o cruzarse en mi camino)

Como no sabía cuánto me había puesto de calentamiento Jose, decidí dar una vuelta al Retiro y desde ahí tirar hasta el templete, lo que vienen siendo 4-5k. 

Y me puse a ello.


"Ay, qué guay, por fin estoy corriendo, qué ganas tenía"

"Qué buen tiempo hace para correr, definitivamente prefiero el fresquito"

"Está precioso el Retiro, el contraste del Verde con el gris de las nubes, y encima como ha llovido huele de maravilla"




Todo fue felicidad...durante dos kilómetros.


"Pues parece que me molestan un poco las rodillas, será hasta que caliente bien"


"buf, me está costando un poquito más de lo normal hoy"

"Jo, me molesta el estómago"

"ostras, qué mareo"



Y así. No he ido peor en mi vida. Ni en la carrera de los bomberos, ni en los 5k de la carrera de Reyes, nunca. 

Parecía que llevaba las piernas cubiertas por una cota de malla. Parecía que me pesara una tonelada cada pierna. 

Si miraba hacia abajo me mareaba (supongo que sería de las cervicales, tengo que pedir hora con el fisio) y por si no tuviera poco, aprendí una lección nueva. 

"cuando vayas a correr no comas sandía"

Os lo explico, amigas. 

Una hora antes de salir a correr, merendé. Y merendé sandía, que me ha regalado mi señora madre, porque me encanta. 

Pensé, ilusa yo, que como tiene mucha agua pues me serviría también como parte de la hidratación. 

Ja! 

Para lo que me sirvió fue para limpiarme a base de bien "las cañerías".



Qué retortijones. Qué sudores. Qué mal rato, por Dior. Lo que me faltaba. 




Sandía, estás en mi lista negra. Que lo sepas.

Llegué al templete más muerta que viva. Pero con la idea de recuperarme un poco y hacer el ejercicio.

Di la vuelta lenta y desistí. Mis piernas no querían correr, y mi mente no era capaz de convencerlas. 

Hay veces que no es posible. Se me estaba calando la humedad en los huesos, me dolían las rodillas, la espalda, me pesaban las piernas, y mis tripas estaban danzando como si no hubiera un mañana.

Así que me fui (corriendo, como pude) hasta la ofi. Estiré y para casa.

De mala leche, congelada y tristona. A juego con el día, vaya.

Ya en casa, duchadita y en pijama, me puse a buscar la ruta para los 17k que me tocan hoy. 

Qué complicado. No es que Móstoles no sea lo suficientemente grande, sino que he descubierto que soy una tiquismiquis.

- No quiero correr por dentro de la ciudad, que me da vergüenza. 
- No quiero ir tampoco por zonas super solitarias, que me da miedito.
- No quiero tener que dar 10 vueltas a algo para completar los kilómetros. 

La ruta que hice el viernes pasado por el Bronx fueron 6k, pero hacerla tres veces no me apetece nada de nada. 

La ruta que hacía antes con Burgue, que era del gimnasio al parque del PAU, darle tres vueltas a los lagos y volver, son 8k. Lo tendría que hacer dos veces dándole un par de vueltas extra a los lagos. 

Podría irme hasta el parque del Soto y volver, que se me antojaba lejísimos. 

Venga, pues son 3 kilómetros. Ni eso, no llega. 

Porca miseria.

Por curiosidad, miré cuánto había de mi casa a la Puerta del Sol.

21 kilómetros. 

Ay. 

Premonitorio o no, pensar que el día 26 tengo que correr desde mi casa hasta la puerta del Sol me provoca lo mismo que la sandía.

Claro, que podría ser peor. Es lo que me dijo el costillo: "Piensa que si quieres correr la maratón tienes que ir hasta la puerta del Sol Y VOLVER".

Todo es cuestión de perspectiva.

Así que después de buscar y divagar, con esas premisas he reducido las opciones a dos: 

1.- Me voy a Madrid Río, que son 6k, y lo hago tres veces. Es un camino agradable y no creo que me aburra mucho. Como va del Matadero a Príncipe Pío (más menos) puedo empezar en el Matadero y terminar en Príncipe Pío y coger el bus que me deja en casita :-)

2.- Ayer hablé con Burgue y, como ella va a ir a Bodypump y Spinning (correr no corre pero al gimnasio sigue yendo, está on fire) que son dos horas, y lo mío va a estar en dos horas y cuarto más o menos, pues puedo ir al gimnasio, dejar allí las cosas, salir mientras ella hace sus clases (por el Bronx, daré vueltas aunque me aburra) y vernos después para ducharnos y tomarnos una cañita. 

Ya os contaré si soy capaz de superar los 17k. Hoy es la prueba de fuego para la media, quedan 16 días!

Pasad buen finde!

























2 comentarios:

  1. Me parto..por como lo cuentas ojo no por lo que te ocurre, vaya mal cuerpo...pero eres toda una crack!, y seguro que lo consigues. Animo!

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    1. Jajaja..lo pase mal si...pero vale reirse eh? Jeje...es que soy una desgraciá! Gracias por leer y comentar! Muak

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